El joven folla-gargantas


Primavera de post-covid. Hay un chico con el que he estado hablando por una aplicación de ligue durante un tiempo. Tras pasarnos los teléfonos, entablamos una relación. En ella hablamos de todo lo que nos gustaría hacer.

El es un chico bastante más joven que yo. Corpulento, guapo con barba, moreno. Además, tiene una actitud muy masculina. Uno de esos tipos con fuertes piernas, buen culo, y muy atractivo.

Como os decía el chico tenía una actitud muy masculina. Habíamos hablado de todas las formas que le podría servir. Meadas, comidas de rabo y huevos, etc. Todo pintaba muy bien, pero la cosa iba a ir aún mejor de lo que esperaba

Quedamos en una carretera comarcal, donde yo me acerqué con mi coche. Aparque y esperé a que él viniera con el suyo. Cuando reconocí el coche; me puse algo nervioso; y me acerqué a la carretera para hacerle ver que debía parar. 

Cuando entré en el coche y vi a ese pedazo de tío pensé que me había tocado la lotería. Era más guapo que en sus fotos, y venía con un chándal muy morboso que marcaba todo su paquete. Me senté en el copiloto y empezamos a hablar:

- Hola ¿dónde vamos?

- No conozco mucho la zona, pero aquí al lado hay una zona de curising. Podemos probar ahí ir entre los árboles

- No lo he hecho nunca - contesto él (Marcos; le llamaremos a partir de ahora)

- No suelo venir de curising, pero por esa zona podremos estar tranquilos.

Yo había tenido experiencias en el bosque en otros relatos, donde normalmente le he comido el rabo a heteros. Así que os podéis imaginar lo que me calentaba el pensar que en breve podría estar de rodillas para satisfacer a este macho.

Nos adentramos con el coche por una carretera, y vimos un camino pequeño que parecía llevar a un claro.

Aparcamos el coche y salimos. Recorrimos el camino un poco hasta encontrar el claro. Había algo de maleza y árboles, pero espacio suficiente para movernos.

Cabe decir que Marcos me sacaba como 10cm, era todo un tío fuerte y corpulento. Nos abrazamos y nuestros paquetes se tocaron. Le besé un poco el cuello; y Marcos rápidamente hizo presión en mi nuca para que bajara al pilón. Lo primero que hizo fue apretarme la cara fuerte contra su paquete, que ya estaba más duro que una piedra. Podía notar con mis labios la dureza de polla; además del suave y agradable tacto del chándal que llevaba puesto. Me estuvo refregando el paquete por la cara un buen rato.

Al cabo de unos minutos, se bajó los pantalones y dejo expuestos sus gayumbos, en los que se notaban muchísimo más su rabo duro. De nuevo apretó mi cara contra su paquete. Además de la polla, ya podía notar los huevos, que se deslizaban por mi barbilla y nariz, como queriendo ocupar un espacio.

No tardó en bajarse los calzoncillos. Su rabo estaba duro y recto, perfecto. Entonces me dijo desde arriba:

- "Lame, como un perrito".

A lo que obedecí, y empecé a dar lametazos a su gordo capullo. Los lametazos duraron un buen rato, mientras me iba diciendo lo buen perrete que era al lamerle así de bien el capullo. Cabe decir que la polla era de al menos 20cm y gruesa, un verdadero trozaco de carne en barra.

Cuando estuvo satisfecho de la lamida de capullo, me dijo.

- Ahora, abre bien…y aguanta.

No imaginaba lo que iba a venir. Obedecí de nuevo en lo que esperaba que fuera una follada de boca más. Si bien me folló un poco la boca, enseguida dijo:

- Abre aún más, y ahora sí, aguanta.

Entonces empezó a empujar con una gran fuerza su rabo a mi garganta.  La presión era muy fuerte, y entonces entendí que quería. Tras una leve relajación de la garganta, su pollón se deslizó más allá de la garganta. Fue una sensación increíble. Su pelvis quedó encajada con mi boca. Menuda escena debería verse desde fuera, con su culo al aire mientras que su rabo estaba completamente metido en mi boca. Solo quedaban sus huevos a la altura de mi barbilla.

La cosa no acabó ahí. Una vez encajada la polla encajada en la garganta, fue un poco más allá, follando con pequeños movimientos. Su polla se deslizaba por mi garganta. Yo me relajaba completamente y le cogía las manos; admitiendo su cipote que explorará toda mi garganta con cada embestida. No os engaño: no podía durar muchos segundos esa follada de garganta, porque era extrema. Me follaba la garganta unos segundos, y luego tras un descanso repetía. Fue algo nuevo y muy morboso.

El colofón llegó cuando el Marcos me preguntó si podía fumar. Evidentemente le dije que sí, y tras una comida de polla un poco más vanilla; me centré en sus huevos. Se los comí y lamí enteros mientras se acababa su cigarro. También los colocó encima de mi boca a lo tea bagging; que le hizo disfrutar mucho mientras fumaba y recibía la limpieza de bajos.

Marcos entonces decidió correrse y me lo hizo saber. Yo dejé mi boca cerca sus huevos, y uso mi cara como para apoyarlos mientras se pajeaba. Después de meneársela unos pocos segundos, y tras un grito de gusto extremo por su parte, llegaron unos trallazos de leche que me llenaron toda la cara. Se aseguró que toda la lefa me cayera sobre mí. Le ofrecí una toalla para que se limpiara. Marcos se puso sus gayumbos y pantalón de chándal; y nos fuimos juntos de vuelta al coche.

Yo me quedé sin correrme esta vez, con una empalmada de campeonato, pero supercaliente y con ganas de llegar a casa. Cayeron dos pajas casi seguidas pensando en todo lo que había vivido.

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