Follada de boca por un negro

 Follada de boca por un negro

Me encontraba en Paris hace un año, cuando me dieron unas ganas irresisitbles de ir a la sauna. Había visto algunos chicos parisinos muy guapos; sobretodo me llamó la atención la cantidad de guapos africanos que había por todas partes. Decidí entonces entrar en una de las saunas más conocidas de la ciudad de las luces para ver qué me podia comer.

La sauna era muy morbosa y limpia. Estaba bastante animada, y muchos chicos buscaban la forma de descargar. Yo decidí hacer algo que me da mucho morbo; aunque también me da algo de corte: me senté en una cabina con la puerta abierta, en el suelo, encima de mi toalla. Me empecé a tocar, y a esperar que los curiosos se asomaran por la puerta.

Me empecé a masturbar ligeramente. Es cuiroso que aún estando sentado yo en el suelo, con clara intención servicial y sumisa, siempre hay alguno que se estira a ras de suelo para chuparme la polla. Eso es lo que hizo un chico: entró, se estiró, y empezó a succionarme. Oye, yo no había venido a eso, pero no voy a negar que me encanta. Así que le dejé hacer que devorara mi cimbrel mientras yo me relajaba. En un momento le pedí que parara; porque lo hacía muy bien, y yo no me queria correr aún.

Me fuí a duchar y al bar a pedir un refresco. Al poco, decidí volver a la cabina. Me senté en el suelo de nuevo y me empecé a tocar. Nuevamente, se asomó un chico. Se quedó en la puerta un hombre negro muy bello; con una barriguita deliciosa; corpulento. Se empezó a tocar el rabo a través de la toalla; sugiriendo así lo que escondia la prenda. Sin demasiadas dudas entró; y me levanté para recibirle. Él cerro la puerta.

Lo abracé contra mi, y sentí todo su cuerpo. El me correspondió; y yo empecé a besarle el pecho y la barriguita. Le gustaba, pero había venido a la cosa que yo sugiera; asi que hizo un poco de presión en mi nuca para que bajara. Yo lo entendí; pero queria hacerlo diferente. 

Me fuí a una esquina de la habitación, y me senté en el suelo, con la espalda recostada contra la pared. Mi invitación era clara y él lo entiendió. Dentro de poco, ibá a meter su polla en mi boca, no habia escapatoria.

Se acercó, y lentamente se quitó la toalla, dejando a la vista su polla hermosa, negra, y medio morcillona. Se acercó un poco más, lo suficiente para notar su punta, aún enfundada, en mis labios. Empecé a oler y a repasar con los labios esa parte de polla que se me ofrecia; y cada vez, el chico se acercaba un poco más; para que pudiera repasar con los labios todo el falo.

Su rabo empezó a crecer, bastante, ya se acercaba el momento. Recosté la nuca contra la pared; y abrí un poco la boca. El negro hundió lentamente su polla en mi cavidad bucal; me la llenó entera. Empezó un vaivén lento; donde cada vez casí salia por completo su polla; para luego volver a introducirse en mi boca. Con la nuca recostada en la pared; mi única opción era mantener la boca abierta e ir recibiendo las suaves embestidas, que como colofón final, tenía el sentir sus huevos en mi barbilla

El chico empezó a animarse. El ritmo emezó a ser más rápido. Pero yo aguantaba las embestidas bien; aunque era concsciente que estaba usando mi boca a su antojo. Hice una cosa que me gusta mucho;cambié la posición. Me puse de rodillas; y rapidamente él cogió mi cabeza con las dos manos y siguí follándome la boca. Entonces, le cogí su mano. Es una escena bella; tener la mano apretada de la persona que te está rebentando la boca en ese momento. Una comunicación, un mensaje implícito de "estoy aquí; mi boca es para tí". El respondió apretando un pcoo la manó sin dejar de taladrar mi garganta.

Mientras seguía frenéticamente follando mi boca; con ligeros descansos, solté su mano y empecé a acariciar sus piernas por detrás. Casí llegue a su culo; pero dejé las manos a esa altura; casi como si abrazará sus piernas. Me encantaba imaginar la escena desde fuera: ¿Cómo se debería ver su culo moviéndose hacía mi cara con cada embestida? Seguro, tenía que ser una imagen hermosa.

Yo me sentía en el séptimo cielo; por estar sirviendo a este hombre; el cuál me estaba dando de comer por mucho tiempo. Cabe decir, que yo no toqué mi polla en ningún momento; pues mi objetivo no era correrme yo, o darme más placer que el que recibía de comerme esa polla.

Finalmente, el chico se sacó la polla y empezó a masturbarse con clara intención de acabar. Puso sus huevos negros en mi boca; sabía qué tenía que hacer. Se sentó literalmente en mi boca con sus huevos medio colgando; así que yo los aguanté con mi boca; y eventualmente me los metía en la boca, los lamía, con fuerza, o suave; todo para que el macho soltara su leche.

Su leche salió sin avisar en abundancia; y el rectificó rápidamente la postura. En cuanto empezó a soltar trallazos de lefa; apuntó enseguida a mi cara; para que recibiera el máximo de lanzamientos. Se corrió bastante; y me dejó parte de la cara y el pecho enlefados, tanto, que parte del semen se deslizaba por mi cuerpo.

Me quedé sentado, disfrutando de lo que acaba de pasar, y aún con la lefa del hombre en mi. Satisfecho el macho, se limpió un poco con la toalla. Se la puso; y se salió por la puerta tal cual. Antes de verlo salir, pude ver, por última vez, ese culo negro y hermoso.

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